Confort: Mediante el control de la temperatura, la humedad y la iluminación, podemos conseguir ambientes ideales adaptados a cada situación. Además, hay que tener en cuenta el concepto de la accesibilidad, la domótica casera puede hacer la vida más fácil a personas con discapacidad, gracias a la sencillez en su uso y al gran número de aspectos que se pueden controlar desde una tablet o móvil.

Comunicaciones: La domótica permite controlar todos los dispositivos relacionados con las comunicaciónes en un mismo punto. Por ejemplo, recibir llamadas telefónicas y videollamadas sin movernos del sofá, atender el portero automático mientras vemos la televisión, etc. Las posibilidades son prácticamente ilimitadas, y se deben adaptar a los hábitos y necesidades del usuario para hacerle la vida más fácil.

Ahorro energético: Podemos controlar todas las luces y electrodomésticos de la casa impidiendo que algún aparato se quede encendido cuando nos vamos a dormir o si salimos de viaje. Además, nos permite una optimización del consumo energético, adaptando diversas tareas como la de poner la lavadora en tarifas nocturnas más baratas.

Seguridad: Por un lado, la domótica casera abarca todos los campos en cuanto a prevención y vigilancia, ya sea por medio de videocámaras conectadas a nuestro teléfono móvil, sensores de movimiento o alarmas. Podemos crear diferentes escenas, por ejemplo, cuando nos vamos de vacaciones, haciendo que se enciendan las luces o se bajen y se suban las persianas. Sin embargo, la seguridad no comprende únicamente la prevención o aviso de robos, si no la detección de incendios, fugas de gas o inundaciones, que en muchos casos tienen consecuencias más graves que cualquier robo. 

Ocio: Con sólo tocar un botón se pueden crear ambientes ideales para ver un película, recibir invitados, leer un libro o escuchar música.